Lo que más le gustaba era tumbarse y estar echada en su
pecho, escuchar cada latido de su corazón. Saber cuándo estaba más nervioso y
cuándo no. Un día le dijo:
-Me encanta
oír los latidos de tu corazón.
-Ah, ¿sí? ¿Y qué dicen?
-No lo sé. Dímelo tú. -Paula se quedó pensativa.
-Pues dicen que laten gracias a tu sonrisa, a que tu
estás a mi lado. Dicen que si pudiera se mudaría a tu cuerpo sin pensárselo dos
veces. Porque eres perfecta… Paula lo cortó y dijo:
-No soy perfecta y lo sabes…
-No me importa, para mí eres la niña más perfecta del
mundo, aunque tengas miles de defectos, no me importa. Pero, ¿sabes qué más
dicen mis latidos?
-¿Qué?
-Que te
quiere con locura. Que eres lo mejor de mi vida y si te digo la verdad no te
cambiaría por nada ni nadie de este mundo, ni del universo.
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