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Me muero de ganas de decirte...que te quiero. Y que no quiero que venga el destino a vengarse de mi, y que prefiero la guerra contigo al invierno sin ti.

martes, 12 de junio de 2012

Por pedir, pídeme mil noches a tu lado.(7)

Al día siguiente estuvieron todo el día juntos. Seguía pensando que era demasiado bonito para ser verdad. Llegó a su casa y pasaron un tiempo hablando por teléfono. Ellos estaban tan ilusionados. Parecían dos críos chicos cuando les dan un caramelo o algo que les gusta mucho, pero es como dicen: así se sienten los enamorados, como dos críos chicos, siempre sacan su lado más infantil. No les importa hacer locuras el uno por el otro o juntos, porque en el amor quién no ha hecho locuras o no ha amado nunca a nadie. Cuando ese veintinueve de noviembre, justamente a las doce y cinco de la noche, su vida cambió por completo. Bueno, a decir verdad cambio el día en que él entró en su vida. Esa frase que marcó sus días, su vida. Esa bonita frase ella no la podrá olvidar. “Si yo te gusto y tú me gustas, ¿por qué no poner fecha a lo nuestro, a nuestras historias?” Paula se quedó asombrada. No sabía ni qué decir. Pasó todo tan rápido, en un abrir y cerrar de ojos. Dijo que sí, que quería intentarlo. Creía  (bueno, aseguraba) que iba a salir bien. Decidió que desde ese día quería escribir una historia inacabable con él. Era el comienzo de una gran historia. Su historia. Antes siempre dudaba, no sé si saldrá bien, no sé si le quiero, no sé si lo voy a necesitar como él quiere que lo necesite, no sé si le haré feliz,  siempre estaba el no sé… Pero siempre quedaba esa duda envuelta en el aire, que la cogía y la soltaba

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